Amar a Dios

El que no Ama no ha conocido a Dios

Hablemos de Sexualidad

Rextisian 22-07-2023

En esta ocasión quiero dedicar un artículo a la sexualidad humana. Seguramente te preguntarás, ¿qué tiene que ver la sexualidad con espiritualidad? Y la respuesta es simple: ¡todo! Ya que no es posible para un ser humano disociar sexualidad de espiritualidad; aquellos que viven abandonados por completo a la lujuria, el daño que se provocan en lo íntimo de su ser se refleja en su espiritualidad, impidiendo elevarse, ya que no es posible un crecimiento espiritual con una sexualidad corrompida.

Los órganos sexuales y la unión íntima entre los esposos son dones de Dios destinados a ser entregados desinteresadamente por amor. La clave está en no usar egoístamente estos dones para satisfacción personal, ya que la finalidad de los mismos es darlos por amor. Luego dejan de ser tus órganos sexuales para pasar a pertenecerles a quien hayas entregado tu corazón; y al entregarnos por completo al otro, trascendemos el mero acto físico.

Es esencial comprender que la sexualidad abarca todo el ser humano, no se limita solo a los genitales. Contemplar cómo tanto los extremos conservadores como los liberales caen en el error de reducir la sexualidad solamente a lo físico, ignorando su dimensión metafísica, debería movernos a reflexionar. No pocas ocasiones los extremos se tocan, otro caso en el que dichas posturas se tocan es en entender el ejercicio de la castidad como una suerte de privación de la propia sexualidad; y esto es un gran error. La castidad consiste en el pleno control e integración de los distintos elementos de nuestro ser y en ser nosotros quienes dominemos nuestra naturaleza íntima y no a la inversa. No es una privación de la misma; simplemente la Iglesia enseña que no hay que ser esclavo de nuestros propios impulsos y a ser verdaderamente libres en nuestras elecciones, incluso en lo íntimo de nuestras vidas.

“La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado (cf Si 1, 22). «La dignidad del hombre requiere, en efecto, que actúe según una elección consciente y libre, es decir, movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra esta dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las pasiones, persigue su fin en la libre elección del bien y se procura con eficacia y habilidad los medios adecuados» (GS 17).”

Como ya he expuesto con anterioridad, la sexualidad es un don divino destinado al amor esponsal y a la entrega completa de uno mismo. Idealmente, reservarla para ese amor especial en el matrimonio es un valor romántico que casi ha desaparecido en la actualidad. La virginidad no es un estado físico, es la carencia de haber experimentado un encuentro íntimo con otra criatura; por tanto, y si ya has vivido tal vivencia, es un acto que no puedes deshacer, la virginidad perdida no se puede recuperar.

Hay varias razones que pueden causar que una relación fracase. Una se debe a que la relación se estableció demasiado rápido; para que una relación pueda ser estable, debes conocer a la persona con la que te quieras enlazar, y copulando no la vas a conocer realmente. He oído en varias ocasiones que para saber si eres compatible o no con una potencial pareja, primero debes tener sexo con ella, y esto es un gran error. Se conocen a las personas con el paso del tiempo, convivencia y tiempo intercambiando experiencias juntos. Por esto, relaciones de personas que partieron de una amistad sólida previa suelen ser más sólidas que las que se establecieron en apenas un par de meses.

Otra razón por la que una relación puede fracasar es por falta de comunicación. Muchas ocasiones damos demasiadas cosas por sentado y no preguntamos nada, u ocurre un incidente y no se habla al respecto, malos entendidos, alguna discusión y luego los problemas persisten porque rara vez se habla acerca de ellos. Todo se va acumulando hasta que se llega a ese punto de inflexión y ¡Boom! La relación quebró. La comunicación, la humildad de reconocer los errores, de buscar hablar para resolver problemas o para conocer mejor a la persona a la que te has emparejado, etc., es vital.

Y otra gran causa de ruptura es el egoísmo. Ya he ha mencionado que la sexualidad es para entregarla por amor. Dios la diseñó para que te ocupes de la sexualidad de tu pareja y tu pareja de la tuya. En el momento en que alguien se ocupa de sí mismo, ya no está buscando la felicidad de su pareja, sino la suya propia, convirtiendo a su pareja en un mero juguete sexual que se usa y luego se guarda en un cajón hasta la próxima ocasión. Por esto, la lujuria y que en los días de hoy pareciere tenerse por virtud, no lo es para nada; es un mal que destroza relaciones porque promueve el egoísmo y la soberbia. Esta última es causante de muchos problemas que de ella derivan, entre ellos la falta de comunicación. La lujuria es un desorden en el que algo que está destinado a darse por amor al otro se usa para uno mismo, por tanto, ya no te ocupas de tu pareja, sino solo de ti mismo, convirtiendo a la pareja en un mero objeto. ¡No es una virtud!

Antes de cerrar el articulo querria hablar del celibato, pero ¿qué es realmente el celibato? Lamentablemente, muchas personas creen que el celibato implica una especie de «cercenamiento de la propia sexualidad»; pero esto solo refleja una falta de comprensión sobre su verdadero significado. Si Dios nos dio órganos sexuales para entregarnos por amor, el celibato consiste en elegirle a Él y darle lo más íntimo de uno mismo; por lo tanto, el celibato es realmente una unión esponsal con Dios.

¿Se puede vivir renunciando al coito? Si por coito entiendes la unión de los genitales de dos criaturas que se aman, ciertamente elegir a Dios implica renunciar a la unión física; ya que si haces del Creador tu elección en el amor, ello implica la entrega de tu intimidad sexual a Él, por tanto entregar tus órganos íntimos a otro sería sin duda alguna un acto de adulterio. Sin embargo, si entiendes la unión de dos corazones que se aman como una suerte de coito espiritual y la entrega del mutuo amor como un intercambio de fluidos; verdaderamente el celibato no es una renuncia al coito, sino aspirar a vivir tu sexualidad de forma espiritual en unión con Dios.

“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”

“Porque en la resurrección ni se casan ni se dan en casamiento, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.”

Todo fue hecho para Él, ello incluye también tu sexualidad; en efecto, hay una forma de vivirla de forma espiritual, para Él en amor esponsal; de hecho, es por esto que Cristo dice que en la resurrección ya no se tendrá necesidad de buscar pareja, ya que todos estaremos unidos a Dios. El celibato consiste precisamente en vivir de forma anticipada dicha unión con nuestro Creador; por tanto, es un bello acto de amor a Él.

Como conclusión, la sexualidad se vive plenamente en la medida en que uno, de forma totalmente desprendida y por amor verdadero, está dispuesto a entregarla totalmente a ese amor especial por el que sí vale la pena guardar con celo la propia virginidad; ya sea tu elección Dios en una entrega perpetua y definitiva, o ya sea otra criatura en una entrega hasta que la muerte os separe; de lo contrario, nunca alcanzarás a entender lo que es la verdadera plenitud sexual.

Una respuesta a “Hablemos de Sexualidad”

  1. Elma: 07-05-2024 - 12:03 pm

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